Características
generales
Los
artrópodos son invertebrados de simetría bilateral, con el cuerpo dividido en
segmentos articulados (artejos) que les permiten cierta movilidad, y
heterónomos (no autónomos, es decir, que su conducta está regida por normas
externas).
Se
caracterizan principalmente por poseer apéndices articulados (de ahí viene
precisamente el nombre de artrópodo, o pata articulada), pero también por la
existencia de una variadísima especialización de los apéndices; así, se
distingue: exoesqueleto quitinoso, aparato digestivo completo, aparato
circulatorio abierto, respiración por tráqueas o branquias foliáceas, músculos
de acción rápida y estriados en su mayor parte, patas articuladas locomotoras,
garras prensoras, ventosas, quelíceros (apéndices cefálicos o dientes
venenosos), mandíbulas, etc. Los órganos sensoriales están bien desarrollados,
consistentes en ojos, órganos auditivos o cerditas sensoriales, órganos de
equilibrio y antenas táctiles
Los artrópodos son un amplísimo grupo de animales caracterizados por poseer apéndices articulados y muy especializados.
Los artrópodos son un amplísimo grupo de animales caracterizados por poseer apéndices articulados y muy especializados.
El
tamaño medio de los artrópodos suele superar entre 5 o 6 cm., aunque algunas
especies de cangrejos gigantes pueden alcanzar los 2 m., y por el
contrario se encuentran los ácaros, que son de tamaño microscópico.
La
organización segmentada del cuerpo de los artrópodos (metamérica), así como su
esqueleto de quitina, son las claves del éxito de estos animales. La aparición
de órganos sensitivos complejos, como los ojos compuestos, son un ejemplo de
las capacidades que esas estructuras han posibilitado. La metamorfosis es
típica en estos animales; cuando crecen no pueden hacerlo progresivamente
debido a la quitina de que está constituido el exoesqueleto, por eso lo renuevan
mediante la llamada muda o ecdisis. La morfología o estructura de
los artrópodos cambia con el proceso de la metamorfosis (de ahí el nombre), que
varían según el grupo de que se trate durante las fases larvarias, juveniles y
adultas.
En
el cuerpo de los artrópodos se distinguen generalmente tres regiones: cabeza,
tórax y abdomen, pero en algunas especies, la cabeza y el tórax
están fusionadas, por lo que se dividen entonces en: cefalotórax o prosoma
y opistosoma. Una característica visible en el cuerpo de estos animales,
son el número de segmentos en que están divididos el tórax y el abdomen, lo
cual no ocurre con los de la cabeza.
El
tubo digestivo está dividido en tres regiones: estomadeo, mesodeo
y proctodeo. El estomadeo alberga la boca, faringe, esófago y estómago;
el mesodeo es el intestino propiamente dicho, que presenta varias glándulas
digestivas; el proctodeo es la porción terminal (ectodérmica) del tubo
digestivo, finaliza en el llamado telson, una región que se encuentra al
final del abdomen donde se halla el ano.
Los
órganos especializados de la respiración suelen ser branquias y filobranquias
en los de vida acuática, y sistemas traqueales y filobranquias en el caso de
los de vida terrestre. Siempre presentan corazón, que forma parte de un sistema
circulatorio abierto.
La
excreción es realizada mediante dos sistemas de órganos, según se trate de
artrópodos terrestre o acuáticos. En los terrestres, tales como insectos y
arácnidos, se distinguen los llamados tubos de Malpighi, consistentes en
unos órganos que desembocan al final del tubo digestivo; en los acuáticos, se
distinguen varios órganos según el tipo de grupo de que se trate, que pueden
ser glándulas verdes, glándulas coxales o glándulas renales, los cuales
excretan desembocando en la base de los apéndices.
Se
ha estimado que las hormonas endocrinas que segregan los artrópodos en sus
glándulas encefálicas regulan determinados parámetros, tales como la
reproducción, las fases de la metamorfosis y, en determinados grupos como los
crustáceos, los pigmentos del caparazón que les permiten camuflarse o
mimetizarse con los colores del entorno.
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